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Los conflictos laborales en el lugar de trabajo

Los conflictos laborales son una realidad en cualquier entorno profesional, porque el conflicto es inherente al ser humano. 

Una buena gestión de los conflictos no solo contribuye a una rápida resolución, sino que puede ayudar a convertirlos en una oportunidad de desarrollo. Pero esto requiere de una estrecha colaboración y disposición tanto por parte de la empresa como por parte de sus empleados.

¿Por qué surgen los conflictos laborales?

Los problemas en el entorno laboral pueden ser más o menos graves y tener su origen en diferentes razones. Algunas de las más comunes son estas que vamos a ver a continuación:

Comunicación deficiente

Una comunicación clara, transparente y honesta es esencial para que el trabajo pueda desarrollarse con normalidad y de forma efectiva. Cuando esta no cumple estas condiciones, hay mayor riesgo de que se produzcan malentendidos. Y de estos acaba derivando el conflicto.

Diferencias de personalidad

Las plantillas diversas son clave para el éxito de las empresas en un entorno altamente cambiante. Sin embargo, hay que saber gestionar la diversidad. Si no se hace bien, los diferentes estilos de personalidad y las diferentes formas de trabajar de las personas pueden entrar en conflicto. 

Competencia por recursos

Cuando los recursos dentro de la organización están limitados, se desencadena una lucha por hacer uso de los mismos. Esto acaba generando rivalidades que pueden enrarecer el ambiente de trabajo.

Por ejemplo, si hay una vacante para ascender, y no se gestiona bien el proceso de selección, los empleados empezarán a competir entre ellos de una forma que puede llegar a ser insana.

Cambios organizacionales

Cuando hay cambios importantes en la estructura de la organización, o en la forma de trabajar, y no se implementan de la forma correcta, se genera una resistencia por parte de los empleados. Estos no están dispuestos a aceptar los nuevos ajustes, porque no los entienden.

Una mala gestión de los cambios es, con frecuencia, una de las principales fuentes de conflictos laborales. Incluso en aquellas empresas en las que suele haber mucha armonía.

Cómo prevenir los conflictos laborales

Hay algunas pautas que se pueden poner en práctica para intentar que el conflicto sea algo residual en el ámbito laboral:

  • Establecer normas y límites.  Dejar claro qué comportamientos son aceptables en el entorno laboral y cuáles no. Si todo el mundo sabe lo que puede y no puede hacer, hay menos riesgo de que se produzcan conflictos.
  • Promover la diversidad y la inclusión. En un ambiente laboral en el que se pone en valor la diversidad y la inclusión, es más fácil que haya respeto mutuo y comprensión hacia las diferencias que existen entre las personas.

Cómo hacer frente a los conflictos laborales

Aunque la situación ideal es aquella en la que los conflictos laborales no aparecen, ninguna prevención es efectiva al 100%. Si surge el problema, hay que tratarlo lo antes posible a fin de evitar males mayores y, para ello, se pueden aplicar técnicas como estas:

Comunicación abierta y escucha activa

Dese el primer momento hay que conseguir que la comunicación fluya entre todos los implicados de una forma honesta y abierta. Que puedan exponer lo que sienten y piensan con total libertad.

Además, es necesario que todos practiquen la escucha activa. Prestando verdadera atención a lo que dicen los demás, es más fácil entender sus emociones y sus puntos de vista. Se genera así una mayor empatía que se convierte en el mejor camino para solucionar el problema.

Mantener la calma

Algunos conflictos laborales pueden ser especialmente complejos y afectar a las personas tanto dentro como fuera de su trabajo. En todo caso, es esencial que tanto los implicados como el resto de la plantilla sean capaces de mantener la calma.

Mantener las emociones bajo control ayuda no caer en reacciones impulsivas que pueden empeorar la situación. Que todo el mundo se tome algo de tiempo para pensar, es de gran ayuda a la hora de hallar una solución que pueda ser beneficiosa para los afectados.

Facilitar la mediación

Cuando un problema se enquista mucho, es complicado que los implicados puedan resolverlo sin ayuda. Porque se acaban enrocando en su posición y no dan su brazo a torcer.

Por suerte, esto es algo que tiene fácil solución: la mediación. Se trata de que un tercero imparcial escuche a las partes y vaya guiando la negociación entre ellas. Su simple presencia ya es suficiente para calmar un poco los ánimos y que los implicados estén más dispuestos a hablar.

Los conflictos laborales son inevitables, pero también son una oportunidad para aprender y ganar resiliencia. Si, como empresa, quieres disfrutar de los beneficios de una buena gestión del personal a diferentes niveles, puedes contar con nosotros.

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