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Turnos alternos ¿cómo funcionan?

La distribución de la jornada es un aspecto en el que los empresarios tienen un cierto margen de libertad. Siempre y cuando los empleados no superen el límite de horas que se pueden trabajar según el Estatuto de los Trabajadores. Esto es lo que explica que en las empresas se puedan establecer diferentes turnos de trabajo. Entre ellos, vamos a destacar los turnos alternos.

Por sus propias características, esta es una modalidad de trabajo que puede afectar bastante a la vida personal de los empleados. Por ello, es necesario hacer una gestión eficiente, a fin de minimizar las molestias causadas.

¿Qué son los turnos alternos?

Los turnos que podemos considerar “normales” implican que las personas siempre entran y salen del trabajo a la misma hora. Generalmente, repartiendo su semana laboral de lunes a viernes.

Pero hay sectores en los que este tipo de turnos no son viables. Por ejemplo, en muchas áreas de la industria o de la logística. Es entonces cuando se suele recurrir a los turnos alternos.

Se trata de una distribución del tiempo de trabajo en la que los empleados ocupan el mismo puesto de trabajo a un ritmo continuo o discontinuo. De modo que prestan sus servicios en horas diferentes dentro de un grupo determinado de días o de semanas.

Esta definición del Estatuto de los Trabajadores es algo compleja, así que vamos a ver una más sencilla. Un turno alterno es un turno rotativo en el que el empleado trabaja en diferentes períodos de tiempo a lo largo del tiempo. Por ejemplo, dos semanas en horario de mañana, dos en horario de tarde y otras dos en horario de noche.

Para las empresas, la ventaja de este sistema de trabajo, es que pueden mantener su operativa 24 horas al día los siete días de la semana. De ahí que los turnos alternos sean comunes en sectores como la sanidad o las manufacturas.

Riesgos de un turno alterno para los empleados

Según la Encuesta Europea de Empresas sobre Riesgos Nuevos y Emergentes en el Trabajo, del año 2019, elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), un 17,9% de las empresas cuenta con trabajadores que realizan largas jornadas de trabajo o con un horario irregular. Esto supone un incremento de los riesgos laborales, porque el personal no siempre descansa lo suficiente.

Cuando una persona cambia con mucha frecuencia de turno de trabajo, sus patrones de descanso se alteran. Es posible que al pasar de un turno a otro no consiga descansar bien. Y esto se traduce en una menor capacidad de atención, de la que pueden derivar accidentes.

Esta interrupción de los ritmos circadianos naturales también afecta negativamente a la salud. Además de trastornos del sueño, puede causar problemas digestivos y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

A todo ello hay que sumar que los turnos alternos pueden impactar de manera muy negativa en la conciliación del trabajo con la vida personal y familiar. De modo que los empleados acaban sintiéndose aislados de su entorno social, porque no coinciden en horarios con su familia y amigos.

Claves para gestionar los turnos alternos

Para que este tipo de turnos no provoquen efectos negativos sobre quienes se someten a ellos. O, al menos, para minimizar su impacto. Es importante que las empresas hagan una buena gestión de los mismos.

Lo principal es hacer una planificación cuidadosa de la programación de trabajo, procurando que sea equitativa con los empleados. Es decir, que todos estén sujetos al mismo ritmo de cambio y pasen por los mismos turnos, sin dar un trato preferente a nadie.

Para permitir una mejor adaptación al horario de trabajo, es aconsejable evitar cambios frecuentes en el patrón. Así, en lugar de trabajar en un turno diferente cada semana, es aconsejable hacer el cambio una vez al mes. 

En cualquier caso, los empleados deben estar informados de sus turnos de trabajo con suficiente antelación. Esto les permitirá organizar mejor su tiempo.

Cuando se trata de turnos alternos,  se aconseja mantener un cierto nivel de flexibilidad. En el sentido de que los trabajadores puedan intercambiar turnos con otros empleados si lo necesitan de forma puntual.

Además de esta gestión puramente administrativa, las empresas deben tomar medidas para apoyar la salud y el bienestar de sus trabajadores. Es buena idea implementar programas que aborden los desafíos asociados a los turnos alternos. Por ejemplo, que instruyan sobre técnicas de descanso o sobre gestión del estrés. 

También es importante garantizar que los empleados tengan acceso a servicios de atención médica en cualquier momento en que puedan necesitarlo. Así como recibir formación sobre buenos hábitos para cuidar la salud física y mental.

Los turnos alternos son un desafío para empresas y empleados. Pero, si se gestionan bien, el nivel de satisfacción para ambas partes puede ser muy elevado. Como también lo será si, como empresa, cuentas con un partner de calidad en materia de RRHH como Empatif.

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