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Salud visual

La salud visual comienza por el cuidado de los ojos y la prevención de las enfermedades oculares.

Algunos consejos que todos podemos practicar en nuestro día a día son: usar correctamente las gafas y las lentes de contacto, utilizar las pantallas de visualización de datos (ordenadores, móviles, tabletas, etc.) de forma adecuada: hacer pausas cada 20 minutos, cambiando la mirada a objetos lejanos durante unos 20 segundos para permitir que la vista descanse y por último recordar hacer revisiones periódicas con los especialistas visuales (oftalmólogos y optometristas).

A continuación, describiremos algunos de los trastornos que más pueden potencialmente comprometer la visión.

Glaucoma

Se debe al aumento de la presión intraocular que, si no es tratado adecuadamente, puede terminar dañando el nervio óptico y condicionar ceguera.

Glaucoma

El glaucoma generalmente afecta primero a la visión periférica. Esta es la razón por la cual es una enfermedad tan furtiva: puede perderse gran parte de la visión a causa del glaucoma, antes de darse cuenta de que algo está sucediendo.

El tratamiento suele ser con gotas oculares y en ocasiones se utiliza el láser.

Desprendimiento de retina

La retina es una fina capa de tejido, que recubre la parte posterior interna del ojo.

Tiene la capacidad de convertir la luz en impulsos nerviosos que permiten al cerebro interpretar lo que vemos.

Al desprenderse la retina, esta deja de funcionar y la persona percibe una pérdida de la visión en grado variable, incluso pudiendo llegar a ser total.

Visión con desprendimiento de retina

Suele tratarse con láser y/o cirugía. En este último caso el postoperatorio es incómodo ya que el paciente deberá permanecer tumbado boca abajo por varios días hasta su recuperación.

Degeneración macular asociada a la edad (DMAE):

Es la primera causa de ceguera en el mundo occidental. Se ve en mayores de 50 años y se debe a una degeneración de la zona central de la retina (la de mayor agudeza visual) que impide percibir los detalles finos de los objetos, tanto de lejos como de cerca. Por tanto, los pacientes se incapacitan al no pueden leer, escribir o incluso preparar su comida. En el dibujo, se distinguen las diferentes capas internas del ojo.

La coroides (2) contiene los vasos que aportan los nutrientes a la retina (1), los cuales deben atravesar la membran de Bruch (3), que en ocasiones se hace menos permeable con la edad e impide la correcta nutrición de la retina. (esta es la llamada DMAE “seca”, la más común y de lenta progresión). En otros casos la falta de nutrientes de la retina estimula, inadecuadamente, la formación de nuevos vasos sanguíneos, estos lejos de resolver el problema, generan otro peor, por la deformación y destrucción de la retina (DMAE “húmeda”, forma menos común, pero de evolución rápida). La enfermedad suele empezar en un ojo, aunque puede acabar afectando los dos.

El tratamiento suele ser con inyecciones intraoculares con agentes que impiden el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y/o el uso de láser. 

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