¿Qué es el síndrome de burnout?
El síndrome del trabajador quemado se produce cuando un empleado está sometido a elevados niveles de estrés durante mucho tiempo.
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que pueden suponer un peligro o un riesgo, y lo que hace es acelerar nuestra capacidad de respuesta. El problema surge cuando el cuerpo está de forma constante en un estado de tensión y no es capaz de relajarse. Si esto sucede, lejos de mejorar o acelerar la capacidad de respuesta de una persona ante obstáculos o peligros, lo que ocurre es justo lo contrario.
Cuando un empleado sufre un caso grave de síndrome de burnout lo más probable es que llegue el momento en que su cuerpo y su mente ya no puedan más, y no sea capaz de reaccionar ante determinadas situaciones, y lo peor es que esto no solo le afecta en su vida laboral, también lo hace en su vida personal.
Síntomas del síndrome de burnout
La sintomatología no es siempre la misma en todas las personas afectadas, pero hay una serie de factores comunes que suelen estar presentes en la mayoría de los casos, y son los siguientes.
Alteraciones del sueño
Si el ritmo de sueño ha cambiado y no se trata de algo episódico, es posible que esté sufriendo demasiado estrés laboral. La alteración del sueño más común que sufren quienes tienen mucho estrés y ansiedad es el insomnio, pero también puede ocurrir justo lo contrario, que la persona se encuentre muy cansada y pase muchas horas durmiendo. En ambos casos estamos ante unas pautas de descanso que no son las adecuadas, y eso nos indica que algo va mal.
Agotamiento físico generalizado
Quienes padecen el síndrome de burnout suelen manifestar un gran cansancio a nivel físico, incluso cuando su actividad diaria no justifica ese agotamiento. Además, la sensación no desaparece aunque se consiga descansar bien.
Este fenómeno va ligado a otros efectos, como la pérdida de apetito, el aumento de peso a consecuencia de no realizar ninguna actividad física porque se está muy cansado, aparición de dolores musculares, dolores de cabeza frecuentes, alteraciones gastrointestinales y hasta desregulación de la menstruación en el caso de las mujeres.
Agotamiento mental
Las alteraciones en el sueño y el agotamiento físico a nivel generalizado pueden ser síntomas de muchas patologías a nivel físico o psicológico, pero en el caso de agotamiento mental, sí estamos ante un claro signo de que lo que ocurre es que sufre síndrome de burnout.
La sintomatología puede ser muy variada: imposibilidad o problemas para concentrarse, olvidos y despistes que antes no sucedían, falta de interés en cosas que antes te gustaban, pensamientos recurrentes de tipo negativo, aparición de sentimientos de resentimiento, irritabilidad, pérdida de autoestima y apatía generalizada.
Descenso de la productividad laboral
Los efectos que causa el estrés laboral sobre el cuerpo y la mente se manifiestan también en un importante descenso de la motivación y la productividad laboral del empleado. La persona que está pasando por un episodio de este tipo, notará que no llega a hacer todas las tareas que antes podías asumir sin mayor problema, o que su trabajo pierde calidad. Esto es consecuencia tanto de la reducción de la capacidad de concentración de la que hablábamos antes, como de la apatía o desidia que se instala en quienes sufren el síndrome del trabajador quemado.
El síndrome de burnout es más grave de lo que parece
Hasta ahora, las empresas se habían preocupado muy poco por la salud mental de sus empleados, y se percibía el estrés laboral como algo episódico que se pasaba al poco tiempo. Sin embargo, la realidad demuestra que esto no es así, un grave episodio de desgaste en el trabajo puede afectar a la persona a nivel físico y mental, dando lugar a otras patologías. Además, ya se han diagnosticado casos de burnout crónicos, en los que el agotamiento físico y mental está tan instalado en la vida de la persona, que a esta le resulta imposible afrontar el día a día con normalidad, lo que puede acabar desembocando en una incapacidad permanente total o incluso absoluta en los casos más graves.
El lado bueno de todo esto es que ni las empresas ni los trabajadores deben resignarse ante el síndrome de burnout, hay muchas medidas que ambas partes de la relación laboral pueden tomar para que la situación mejore.
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