El estado emocional es un factor clave a la hora de rendir en cualquier puesto de trabajo. Sin embargo, resulta obvio que, en la normativa de prevención de riesgos laborales, no se le presta la debida atención. Aparte de la tradicional disminución de nuestro sistema laboral respecto a la atención a la salud mental, a veces no resulta sencillo establecer protocolos y medidas estandarizados en los centros de trabajo para tratar los problemas psicológicos de los trabajadores.
No se trata de unas cuestiones que tengan que dirigirse desde la perspectiva de la conflictividad laboral. Por lo tanto, vale la pena profundizar en algunas circunstancias que pueden influir en los estados emocionales de la plantilla. Una de ellas es la incidencia del frío en los empleados. A continuación, te contamos cómo la llegada de las estaciones más frescas puede implicar inconvenientes emocionales entre los trabajadores. Presta atención.
El estado emocional: el problema olvidado de los meses fríos
Los inconvenientes de trabajar a bajas temperaturas son reconocidos por la legislación que regula los derechos de los trabajadores. Nos referimos no solo a la desagradable sensación térmica de desempeñarse en estas circunstancias, sino también a la reducción asociada de las destrezas físicas y mentales. No en vano, se pueden producir lesiones y enfermedades, como cardiovasculares, hipotermias, irritaciones, etc.
En este sentido, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo considera una relevante disminución del confort cuando se trabaja a menos de 15 ºC y la existencia de riesgo inmediato cuando se hace a menos de 5 ºC. Estos peligros pueden minimizarse mediante el empleo de EPI o la habilitación de locales con capacidad de resguardar y calefactar.
No obstante, en este estrés por frío aún no están incluidas determinadas incidencias emocionales que pueden desencadenarse en estas condiciones. Una presencia normalizada del psicólogo en los centros de trabajo puede contribuir a identificar los cuadros carenciales de la salud mental que se pueden llegar a desatar, en mayor medida, cuando aumenta el frío.
¿Por qué el frío puede alterar las emociones de los empleados?
En primer lugar, hemos de señalar que no podemos considerar las bajas temperaturas como causa única del desánimo de los trabajadores. Por consiguiente, tenemos que interpretar el frío como un factor que contribuye a la tendencia a la desmoralización que afecta a determinados perfiles de la plantilla.
De todas formas, existen evidencias científicas de que, durante las estaciones de otoño e invierno, se achaca una mayor falta de energía, lo que desemboca en estados caracterizados por la apatía y otros sentimientos negativos. Son conclusiones que, por ejemplo, han extraído la Sociedad Chilena de Desarrollo Emocional o la Universidad de Brigham Young (Estados Unidos). Esta última se basó, para realizar estas afirmaciones, en un estudio que involucró a 16.000 personas.
En consecuencia, en el ámbito de la psicología se habla del concepto trastorno afectivo estacional (TAE). Es un síndrome que se puede padecer cuando se entra en el otoño, con propensión a desarrollarse más crudamente a lo largo del invierno.
¿En qué consiste el TAE?
Lo primero que tienes que retener es que los días otoñales e invernales se caracterizan por tener menos horas de sol. Y no olvides que la exposición a sus rayos es clave para que tu organismo libere serotonina, que es conocida como la hormona de la felicidad. Así que, si no te da mucho el sol, es normal que te puedas llegar a sentir más decaído.
Por otra parte, en estas jornadas, también amanece más tarde. Se trata de un contexto que propicia que te cueste más tiempo en ponerte en marcha. Si un trabajador no planifica seriamente cómo superar esta disfunción, puede tener graves consecuencias sobre su rendimiento laboral. Es posible, entonces, que un empleado se sienta más fatigado y somnoliento. Sus ritmos circadianos han sufrido una alteración y se arrastran sueño y cansancio, y disminuya sus facultades físicas y psíquicas. Te recordamos que se libera menos melatonina, la hormona del sueño.
Por último, quienes se sientan afectados por estos cuadros (pueden llegar a la depresión, en el caso de que se asuman roles incapacitantes) pueden tomar algunas medidas para sobreponerse. A grandes rasgos, deben respetar al máximo los horarios de descanso y regularizar sus rutinas e introducir actividades de ocio y socialización que les aporten entretenimiento e incentivos. Asimismo, cabe la posibilidad de consumir suplementos energéticos o de melatonina.
En definitiva, el frío es un riesgo a valorar para el estado emocional de un trabajador. Conviene, por tanto, estar atentos a sus comportamientos para intervenir a tiempo y promover su motivación. Si necesitas más información, ¡consúltanos!