Motivos relacionales con las condiciones contractuales
La ilusión de los primeros días puede perderse poco a poco si lo que se firmó en el contrato se desvirtúa a medida que pasan los meses. Al principio, el empleado disculpa los cambios porque tiene en cuenta otras variables que contrarrestan la parte negativa. Pero puede cansarse y desmotivarse.
Entre los términos de un contrato, hay tres que influyen positiva o negativamente en su decisión:
- Sueldo y gratificaciones: una mínima subida anual puede ser insuficiente si el empleado siente que está dedicando más tiempo a tareas que no le corresponden. Además, variaciones en la unidad familiar le pueden llevar a necesitar mayores ingresos.
- Horario y vacaciones: puede ocurrir que el día a día haga que aumente la dedicación sin que se refleje en el sueldo, quizá porque se consideraba algo esporádico y acaba siendo constante. Además, la flexibilidad es un valor que tienen en cuenta muchos empleados.
- Tareas y funciones: los grupos profesionales y puestos que se indican en los contratos no reflejan el detalle de los encargos que debe atender un empleado durante su jornada. Además, el tamaño de la empresa hace que varíen sus responsabilidades reales.
Estas razones objetivas pueden provocar ansiedad y estrés en el empleado, aunque pueden detectarse y evitarse fácilmente.
Sé realista: revisa y actualiza las condiciones del contrato cuando detectes que ha habido modificaciones que puedan afectar a tu relación con los empleados.
Motivos relacionados con el desempeño del trabajo
Los nuevos trabajadores crean sus expectativas de cómo puede ser el día a día por la oferta de empleo tanto como durante el proceso de selección cuando están cara a cara contigo. Representas la empresa y tu actitud muestra qué piensas de ella. Es una percepción que ha de mantenerse estable para que no cambien de opinión y se vayan.
Hay tres razones subjetivas que hacen que el empleado tenga la sensación de que no debe quedarse:
- Recursos: sí está dispuesto a hacer lo que se le pide, incluso aporta ideas propias, pero no puede si no se le facilitan las herramientas necesarias para ello. No tenerlas a pesar de pedirlas le genera frustración.
- Desmotivación: cuando no se le reconoce el buen trabajo realizado o ve favoritismos injustificados, se siente infravalorado y no ve posibilidades de promoción que le animen a mejorar su desempeño.
- Ambiente: si se producen cambios en la política de la empresa o en la estructura de su departamento que enrarecen la relación entre compañeros y superiores, se va perdiendo el sentimiento de pertenencia y las ganas de quedarse.
Todo esto podría estar compensado por las condiciones del contrato pero dependerá de cómo lo perciba cada empleado.
Gánate su confianza: haz un seguimiento de cómo se sientenlos empleados. Háblales con sinceridad para que puedan confiar en ti y no te lleves ninguna sorpresa.
El motivo decisivo
No creas que tus empleados se van porque encuentran una oportunidad más interesante: entraron en tu empresa porque consideraban que era la mejor. Si estuviesen a gusto, por regla general no buscarían ni aceptarían una alternativa.
Todos los motivos que hemos visto por los que se van tus empleados se pueden resumir en uno decisivo: tu empresa no tiene o no aplica políticas de fidelización de talento. En una próxima publicación te daremos los beneficios claves de hacerlo y pistas concretas para ayudarte a lograrlo.